miércoles, 6 de mayo de 2015

El país de nunca jamás.







El siglo XVI español, junto con el XVII, pudo haber sido el siglo clave para lograr hacer de este país una gran nación ya que se dieron todas las condiciones para ello: riqueza económica, explosión cultural (Siglo de Oro de las artes y de las letras: Garcilaso de la Vega, Fray Luis de León, Santa Teresa de Jesús, Miguel de Cervantes, Góngora, Quevedo, Lope de Vega, Tirso de Molina,...Velázquez, Zurbarán, Murillo, El Greco, ...Juan de Herrera...) la creación del mayor imperio jamás soñado e incluso la hegemonía política en Europa.









Tras el descubrimiento y la "conquista" de gran parte del continente americano, España se puso a la cabeza de las potencias europeas gracias, sobre todo, al oro y la plata traídos (más bien sustraídos) de aquellas tierras. Pero los intereses de las clases dirigentes del momento no casaban con la idea de hacer de España un  gran país para todos los españoles sino más bien para unos pocos...¿os suena?. La ambición sin límites de esas clases dirigentes (nobleza y clero sobre todo) con el beneplácito o la indiferencia de los reyes, consiguieron que todas las riquezas del Nuevo Mundo pasaran a engrosar sus fortunas particulares o se dilapidaran en guerras inútiles y sangrientas contra los demás países de Europa con tal de mantener la hegemonía política a toda costa y con tal de imponer por la fuerza la religión católica al resto del continente desde la más cerril y ciega intolerancia.


                             


Todas esas guerras a lo largo de los siglos XVI y XVII terminaron por arruinar el país. Así, tras la muerte de Felipe II en 1598, comenzó la vertiginosa decadencia del Imperio Español con su hijo Felipe III y acabó por ser una realidad con Felipe IV y Carlos II, el Hechizado. Se puede decir que desde entonces no levantamos cabeza (no hay más que repasar la historia de España de los últimos tres siglos: XVIII, XIX y XX).Y que, al igual que el fantástico país de Peter Pan, este debería llamarse con más razón que aquel "El país de Nunca Jamás" ya que nunca terminamos de salir de la crisis de turno ya sea económica, política, social o de las tres a la vez.










Cada vez que parece que por fin vamos a levantar cabeza y a convertirnos en un país notable en el panorama internacional, ocurre algo que lo evita, bien de forma accidental (casi nunca) o bien porque a los que tienen el poder en ese momento no les interesa la prosperidad económica del pueblo ni la adquisición de derechos y libertades por parte de los ciudadanos, que es en definitiva lo que hace que un país sea de verdad grande y poderoso. El momento actual habla por sí solo. Tras tres décadas esperanzadoras después de una cruel dictadura de cuarenta años, volvemos a retroceder en bienestar económico, en derechos sociales y laborales y en libertades ciudadanas. Estamos de nuevo inmersos en otra crisis inventada (esta vez no solo en España) para que el pueblo siga siendo pueblo eternamente y no alcancemos nunca la categoría de ciudadanos libres en un estado democrático garante de todos nuestros derechos,que es como debería ser.