miércoles, 31 de julio de 2013

A la Giralda




Fotografía propia


Orgullosa da la espalda
a la recia catedral;
ni trono ni pedestal
necesita la Giralda
para sentirse esmeralda
de brillante colorido;
faro, blasón,apellido
de la ciudad de Sevilla,
elegante maravilla
que al mundo quita el sentido.


Tan fina, tan natural,
pareces una guirnalda
y aún sin corpiño ni falda,
eres dama principal.
¡Oh, belleza vertical!
Te asemejas a un dibujo
pues, sin adornos ni lujo,
asombras al caminante
que te contempla expectante
embriagado por tu embrujo.




miércoles, 17 de julio de 2013

A Machado en el exilio



Ya se ve en tu mirada la tristeza,
preludio de los días
en que se derrumbó tu fortaleza
al saber que ya nunca volverías
a pisar esta tierra por ti amada
donde abriste caminos y veredas,
donde soñó paisajes tu mirada
entre páramos yertos y roquedas.

Fuiste, Antonio, poeta de la vida
en un tiempo de iniquidad y muerte,
poeta conmovido por la herida
de una España ignorada por la suerte.
Aún resuena tu grito en la montaña:
"Otra vez -¡otra vez!- oh, triste España!"

¡Cuán  injusta la vida fue contigo!
¡Qué absurdo verte a ti como enemigo!
Tú, que amaste la esencia de esta tierra
castigada por siglos de injusticia.
Tú, que odiaste las armas y la guerra,
consecuencias del odio y la codicia.

Al final, fue razón
pues de las dos España hubo una
que heló tu corazón.
Sabido es, en tiempos de doctrina
nunca hicieron historia los poetas
de sangre jacobina.

Mas, la España de rezo y sacristía,
de intenso olor a incienso y a cerrado,
de flores a María...
no pudo con los versos de Machado,
no logró desterrar su poesía.


NOTA: Este poema homenaje a don Antonio Machado,lo he compuesto    
siguiendo la estructura (medida y rima) de su célebre poema "A un  olmo seco".



viernes, 12 de julio de 2013

Te alejas de mis recuerdos







Te alejas de mis recuerdos,
te pierdes en la distancia,
te deshaces en mis sueños
cual rastro de espuma blanca.

Como un pájaro sin jaula,
te escapas de mis recuerdos;
nunca pude imaginarlo:
¡fueron tantos nuestros besos!

Si tú fuiste la más bella
flor del jardín, ¿por qué ahora
te amustias en mis recuerdos
cual noche al llegar la aurora?

Y en mi triste soledad
vago sin rumbo y me pierdo
sin entender bien por qué
te evades de mis recuerdos.



domingo, 7 de julio de 2013

Instantánea


                                                               A Lyliam, con cariño.



"Quizás los ojos se me oscurecieron por la tristeza", me dijiste.



Estás mirando a cámara, no hay duda,
pero sorprende
esa sombra de cansancio y hastío
en la mirada.

Tu pelo negro brilla
con un brillo apagado
bajo una luz difusa que presiente
la llegada inminente
de un triste atardecer adelantado.

Tiemblan, sin apenas abrirse,
los labios,
silenciosos,
como fríos de besos...
¡tan pálidos!

Una mano apoyada
sobre un mantel monótono,
como un níveo lago de montaña
sobre el que naufragaran
cien rosas desmayadas, casi inertes.
Los dedos, escondidos,
como apuñando, para que no se escape,
el último vestigio de niñez
que aún conservas.

La otra,
colgando a tu costado,
escondida
tras esa otra mano descarada, atrevida,
invasora de tu espacio vital
(¿tal vez premonición?)

Pero son esos ojos,
tus ojos,
los que más cosas cuentan
de este momento único,
tan fugaz y, a la vez,
casi eterno.

Ojos oscurecidos por la duda,
por la pena tal vez
al presentir la negra oscuridad
de un futuro sin risas...

¡Son tan claros ahora!
Y es que al final, la vida
-a veces justiciera-
te devolvió diluida en dos lagos azules
aquella montañita  de sueños en almíbar
que entonces te robaron
y luego congelaron
tras la luz cegadora de un frío flash
en una sorprendente
y aséptica instantánea.







lunes, 1 de julio de 2013

Soneto XLIV (Ilusión)



Como el mar al romper contra la roca,
así lloran mis sueños de papel
por libar en tus labios dulce miel,
por besar con pasión tu ardiente boca.

Y percibo que late y se desboca
mi tenaz corazón -rojo corcel-
si presiente el contacto de tu piel
o imagina escuchar tu risa loca.

Y no hay tarde ni noche ni mañana
que no sueñe contigo, que no invente
un romance de amor en mi ventana.

Y apareces entonces, de repente,
como diosa fantástica y lejana
y sonríen mis sueños nuevamente.