lunes, 16 de abril de 2007

CÁCERES,AÑOS 70.




Era marzo.

El sol,muy joven,rompía
costras de viejos sabores
pegadas a la muralla.

Soñaba yo aquellos días
con unos ojos muy negros
que se quedaron al norte.


Cuando llegaba la noche,
el silencio de la piedra
apaciguaba mi alma y,
a veces, me hacía llorar...
Las fachadas palaciegas
desfilaban ante mi
mostrándome sus blasones...
Se entonaban oraciones
dentro de la catedral.


Era marzo y,al ocaso,
las cigüeñas en las torres
parecían de porcelana.
Las campanas de San Juan
me despertaban al alba
con tañidos lastimeros.

Olían a rancias ideas
las aulas de la Normal.
La maldita dictadura
no llegaba a su final...


..y entre libros y amoríos,
entre palmas y entre vinos
y entre perfumes de azahar,
me fui quedando varado,
como una ballena herida,
en tus piedras milenarias.
Aquellos ojos del norte
se borraron de mi alma
y otros ojos menos limpios
me robaron la quietud.
Y se fue mi juventud
deambulando por tus calles...


¿Es que existe algún lugar
más auténtico que Cáceres
donde gastarse la vida?
¿Es que existe otra ciudad
cuyos cielos sean más limpios
y el aire lleve más siglos
regalando eternidad...?
¡Sólo tú,niña romana,
mocita mora y cristiana,
me supiste cautivar!
1995